Jornada 6: El calor Humano
Dia: Jueves 16/02/2012
Salida-Llegada: Sefrou-Bolumane
kilometros 77,49
Altura máxima: 1752 m
Altura mínima: 834.35 m
Desnivel positivo: 1395.51 m
Desnivel negativo: 489.11 m
Marruecos tiene
montañas,
agua, cultivos, mucho terreno y unos "petit suis" sabor granadina buenisismos!.
Cada kilómetro,
desciendo cada vez
más al sur,
deseando ver la “Cordillera
Reina”,
el Atlas. La gente es cada vez un poco más
morena de piel y yo cada vez un poco más
quedamado por el
sol.
Frio |
Hace
mucho frío. No
me lo esperaba. Y estas
temperaturas tan bajas son las que me han traído
al final del día
a una enorme cama rodeado de un mar de mantas.
Me ha sido imposible
dormir a raso. Mucho frío
y una casa forestal cerrada a cal y canto. Así
que decido acercarme al pueblo más
próximo. Allí
he pedido cobijo a los forestales. Uno de ellos me
ha acompañado
hasta el colegio y presentado al director. Este se ha sumado en la
busqueda y los dos me han llevado a una asociación
donde otro hombre nos
ha acompañado
hasta una especie de parque municipal,
pero con camas y baños.
Allí he pasado
una noche caliente. No me han pedido nada
a cambio. Me han
deseado buen descanso. ¡gracias al pueblo de Bolumane!
El
día de hoy me
ha servido como aprendizaje sobre la gente de Marruecos. Al principio
tenía un poco
de miedo de cómo
iba a interactuar con las personas. Pero día
a día
compruebo que es un pueblo honrado, hospitalario. Te desean buen
viaje, les gusta verte viajar por su país.
También
algunos te piden algo para comer.
Soy
consciente de la gran diferencia que hay entre ciudad y zona
rural. El modo de vida y las
personas son distintas. La ciudad sigue unos patrones igual a
cualquier ciudad del mundo. Todo es igual, la comida, la ropa, la
televisión...En
cambio,
el ruralismo mantiene una esencia del lugar
perfecto para conocer mejor a sus
gentes.
Por
la noche me he acercado al pueblo para comprar comida. Hacen
la mayoría
de su vida en la calle. Hay muchos
puestos de todo tipo
de cosas.
Solo me quedaba
para terminar el dia perfecto,
que al lado de la caseta,
se pusieran unos chavales a tocar tambores e instrumentos típicos
de marruecos y cantaran. Todo un disfrute oirlos. Creo que también
han disfrutado sabiendo
que los oía.
Cuando
haces un viaje conoces
gente y ves muchos lugares. Algunos los olvidas pero otros los
recuerdas eternamente.
Es el caso del pueblo de Bolumane. De personas hospitalarias nunca te olvidas. A ellos les mande esta postal.
Postal a bolumane
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